Nuestro territorio se ubica en el Sur de la provincia de Burgos, limitando al Suroeste con la provincia de Segovia, al Este con Soria y al Oeste con Valladolid y Palencia. Comarca de gran riqueza fluvial, bañada principalmente por el Río Duero que la atraviesa de Este a Oeste y que constituye el recurso primordial que da a este territorio toda su riqueza y su diversidad paisajística y faunística.
Los Valles del Duero y del Esgueva, se abren paso en paralelo y configuran un territorio con numerosos elementos afines, el paisaje de vega compuesto por llanuras, lomas onduladas, cerros y desniveles que se superponen entre regadíos, cereal, viñedos y montes. La comarca de la Ribera del Duero Burgalesa es una zona eminentemente agrícola, explotada desde antiguo, desde las fértiles vegas de regadío hasta los amplios páramos de cereal, pasando, como no, por los extensos viñedos que salpican el paisaje.
El viñedo ha sido y es el cultivo estelar, pero ha pasado por varias etapas, siendo crucial para su despegue la aprobación, en julio de 1982, de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
Dentro de las diferentes labores propias del viñedo, la más popular es la vendimia que aún dependiendo de la climatología anual, suele llevarse a cabo durante el mes de octubre, momento en el que el tapiz cromático se llena de morados y rubíes. Las bodegas hacen la puesta a punto para recibir el mimado fruto que tras un duro año de trabajo, será sometido a rigurosos controles de calidad con el objetivo de obtener una añada excelente. A nivel particular, hay quienes recuperan el uso de algún antiguo lagar para elaborar vino de consumo familiar, experiencia que a nadie le pasa inadvertida.
El binomio vino de Ribera del Duero y lechazo de Castilla y León es inseparable porque es una experiencia gastronómica inigualable. Se puede degustar en los más afamados restaurantes de la zona, donde podrán disfrutar de una cuidada y esmerada atención, o como es costumbre entre los habitantes de la Ribera, reunirse con amigos y familiares en antiguas bodegas, transformadas actualmente en merenderos, para dar cuenta de unas chuletillas asadas con sarmiento regadas con un vino clarete del año.
Un visitante no puede irse sin recorrer el rico patrimonio histórico y cultural que nuestros antepasados nos dejaron, y que le hará entender el por qué de nuestra identidad y carácter castellano; Asentamientos prehistóricos, yacimientos romanos, castillos fronterizos, palacios, arquitectura religiosa como conventos, colegiatas, iglesias mayores, iglesias y ermitas de todos los estilos arquitectónicos junto a una amplia arquitectura popular y un folclore rico en danzas pintorescas, canciones tradicionales ligadas a los trabajos de labranza y fiestas religiosas, populares y romerías permiten al viajero integrarse en la comunidad y ser acogido como uno más.