La idea inicial surgió hace ya diez años. Una semilla que fue creciendo poco a poco.
Desde siempre, mi padre y yo teníamos especial predilección por las ovejas y nos llamaba la atención la gran diferencia de presentación al consumidor de un mismo producto. Un producto que siempre tendría que reflejar su calidad y origen.
Es decir, un cordero desde que nace hasta que sale de la explotación ganadera se encuentra en un mundo “miserable” y “pobre”. Todo cambia a partir del momento en que abandona la granja hasta que llega al consumidor, momento en el que se convierte en uno de los principales estandartes de la cocina.
Toda mi familia, desde siempre, como complemento a sus trabajos, se habían dedicado a la producción del lechazo. Eso sí con ideas pioneras y las instalaciones más modernas de la zona. Un sentimiento tradicional.
Para cuando finalicé mi formación universitaria, ya teníamos la decisión tomada de arrancar con este largo proyecto. El mayor
de Burgos y probablemente, de Castilla y León. En el año 2001 empezamos a rodar como “ganadería grande”… Los comienzos siempre son difíciles.
En primer lugar, compramos 500 ovejas en Quintanar de la Sierra, después 350 en Castrillo de la Reina, seguidamente 300 en Palacios de la Sierra. Todas ellas de raza churra pura autóctona de la Sierra de la Demanda. Con ello, se comenzó “a funcionar”
y empezamos a producir.
La producción era en semi-extensivo (con un pastor que sacaba al campo al ganado que no tenía que criar) y “de carne”. Existen explotaciones que también son “de leche” y tienen que ordeñar. La nuestra, desde los orígenes, es únicamente “de carne”.
Aprovechando los conocimientos, en cuanto a formación y experiencia, se ha tratado siempre de dar la mejor alimentación al ganado en función del momento reproductivo en el que se encuentre con las materias primas más seleccionadas. Un cuidado que esta forjado en el caminar diario de años de trabajo con los animales.
A los 2 años hicimos otra nave: la tercera. Ésta supuso una gran revolución ya que no tenía paredes y las ovejas estaban “relativamente” libres. Eso sí, con un sistema de alimentación lo más automático posible. Una pasito más de un camino incansable.
Como para nosotros, las ovejas son algo importante y respetable, comenzamos a engalanar la finca con jardines y árboles, haciendo que la explotación fuera mucho más elegante en su conjunto. Un lugar digno y acogedor. Hablamos del año 2003.