El trabajo sincero de nuestra tierra “Hace unos años el azafrán era para nosotros un recuerdo de la niñez; una historia contada en el pueblo por mucha gente. De repente, nos vimos inmersos en un sueño ajeno, en una campaña de recuperación del azafrán. Y así redescubrimos este mundo. Ahora desde nuestros propios ojos y nuestras propias historias, del que nunca dejamos de aprender y que ha llegado a entusiasmarnos.”
Un proceso cuidado para que nuestro azafrán llegue a todos los consumidores en perfecto estado de conservación y con la máxima calidad.
El azafrán de La Carrasca se cultiva a una altura ideal, en torno a 1000 metros de altura sobre el nivel del mar. Se trata de un cultivo de secano, lo que nos proporciona una producción menor, pero un azafrán de altísima calidad. Las contrastadas condiciones climatológicas de nuestra zona, alcanzando temperaturas de -15 º en invierno y 40º en verano, aumentan el stress térmico que resiste el azafrán. Evita hongos y otros problemas que surgen en otras zonas, y favorece la concentración de los componentes del azafrán, haciéndolo único.