Carmona es una de las ciudades de mayor abolengo histórico de la provincia. Sus distintas denominaciones pregonan el papel de la ciudad en las distintas invasiones. De probable fundación fenicia, los romanos la llamaron Carmo y los árabes Qarmuna.
Carmona ha estado poblada desde tiempos prehistóricos. Aunque hayan aparecido restos del Paleolítico, son mucho más abundantes los del Neolítico y Eneolítico, entre los que destacan los magníficos vasos campaniformes del Acebuchal. Existen restos de la muralla cartaginesa y abundantes referencias a la Carmona romana, que llegó a tener el privilegio de acuñar moneda y cuyos restos arquitectónicos y escultóricos son de una gran categoría, destacando la impresionante Necrópolis.
Conserva también restos de la época visigoda. Su importancia no decreció en época musulmana y llegó a ser capital de uno de los reinos de taifas, embellecida con notables alcázares, mezquitas y otros edificios. La conquista cristiana posterior fue obra de Fernando III el Santo. Su territorio municipal fue delimitado por Alfonso X el Sabio. Fue objeto de favores por parte de Pedro I el Cruel, que engrandeció y transformó el Alcázar de la Puerta de Marchena, y, en 1630, Felipe IV le concedió el título de ciudad.
Carmona está a tan sólo 30 km de Sevilla en la que a cada paso por sus callejones el visitante se transporta a cada una de sus etapas históricas: de sus orígenes neolíticos a la rebelión de Julio César en la Roma del 69 a.C, pasando por la lucha tras la invasión musulmana.
En Carmona esperan mil rincones en los que disfrutar de su gastronomía, su gente y sus bares. La combinación de los paisajes naturales y su arquitectura ofrecen vistas inigualables. Esa es la magia de una de las ciudades más antiguas de Andalucía.
Entorno: Carmona está en la campiña sevillana, en la cota más importante de Los Alcores, con unas vistas impresionantes a la Vega. Guadajoz es una pedanía, situada a unos 12 km de la localidad.
Extensión: 923,60 Km²
Nº habitantes: 29.551